Universidad e investigación en el contexto del mercado del conocimiento

Las tecnologías de la información y comunicación y su notable influencia sobre la ciencia y tecnología -sobre todo en electrónica, biotecnología y materiales- han ocasionado profundos cambios, no sólo en los sistemas productivos e industriales, sino en la estructura económica y social de todos los p...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Correa, Ronny
Formato: Revistas
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Politécnica Salesiana (Ecuador) 2008
Acceso en línea:https://universitas.ups.edu.ec/index.php/universitas/article/view/9.2007.05
Descripción
Sumario:Las tecnologías de la información y comunicación y su notable influencia sobre la ciencia y tecnología -sobre todo en electrónica, biotecnología y materiales- han ocasionado profundos cambios, no sólo en los sistemas productivos e industriales, sino en la estructura económica y social de todos los países; el sector de la educación y las Universidades obviamente, no escapan a esta realidad, las actividades de estas últimas y sus labores de investigación se desarrollan en la llamada sociedad de la información en la cual acabamos de entrar, y difieren sustancialmente de la sociedad industrial que la ha precedido.En la sociedad industrial el principal recurso era la energía y sus herramientas eran artefactos como carretillas, elevadores, grúas, trenes, automóviles y aviones. Su primordial característica fue que nos permitió expandir el cuerpo humano. En la actualidad, la sociedad de la información difiere en que la velocidad de su evolución es mucho mayor y su recurso mayor es la información. Ésta constituye un recurso muy especial, ya se ha señalado, en más de una ocasión, que puede ser ingrávida, invisible y estar al mismo tiempo en varios lugares. Las herramientas de la sociedad de la información permitencrear, almacenar, enviar, manipular y transformarla. Pero sobre todo, la principal característica de la revolución de la información es que nos va permitir expandir nuestro intelecto (Jones, 1996).