Las ciudades nacieron antes que los estados, pero cuando los estados nacen y se fortalecen, las urbes se transforman, sobre todo las ciudades capitales, porque crecen más rápido que las otras y porque adoptan características particulares. Las ciudades capitales se diferencian de las demás por la relación particular que tienen con el Estado, bajo el fenómeno conocido de la capitalidad. En América Latina esto ocurre históricamente cuando, inicialmente, se produce la conquista y colonización que condujo a la fundación de ciudades allí donde previamente ya existían ciudades prehispánicas. Y posteriormente, con los procesos de independencia, los estados nacientes concentrados en las ciudades capitales las convierten en los epicentros de su presencia generalizada en la totalidad del territorio nacional en formación.