Los modelos de ciclos político-económicos constituyen uno de los pocos enfoques teóricos dentro de la corriente económica actual que se preocupan de la relación política-economía. A pesar de que, en opinión de algunos autores, el tema de los ciclos políticos de la economía irá desapareciendo de la agenda de los investigadores de los países desarrollados, en los países en desarrollo habrían buenas razones para que esta área de investigación se amplíe y profundice. En efecto, la mayoría de los países en desarrollo, y en especial los latinoamericanos, aún no logran estructurar sistemas democráticos fuertes y, en consecuencia, tampoco terminan de definir las instituciones que la sustenten. En este contexto, el horizonte de los políticos tiende a ser extremadamente cortoplacista lo cual influye en forma directa sobre el manejo económico, en cuya definición pesa significativamente la necesidad de los regímenes de mantener un mínimo de popularidad y el objetivo, casi siempre presente, de permanecer en el poder más allá de un período gubernamental. A esto se añade la ausencia generalizada de instituciones económicas de control, regulación o política económica independientes de los gobiernos de tumo. En definitiva, los Estados latinoamericanos son particularmente proclives a la presencia de ciclos políticos en su economía.