El pensamiento contemporáneo debe al giro sociológico marxista de los años ‘70 el haber asestado un contundente golpe al mito predominante en los programas para el desarrollo democrático de la guerra fría. Los conceptos de dependencia y heterogeneidad estructural, decolonialismo interno y neocolonialismo, acuñados por la generación del marxismo estructuralista, se construyeron en este marco. Fueron una alternativa teórica contraria a la idea de que las sociedades latinoamericanas podrían desmantelar las resistencias arcaicas de sus sociedades, generalizar la forma mercancía en las relaciones sociales de producción e intercambio y así verían surgir sociedades mas igualitarias sobre las cuales se asentaría naturalmente un sistema político democrático.