Los colectivos de inmigrantes sin papeles pueden responder a lo que Jacques Rancière conceptualiza como la lucha de los sin-parte: sin papeles significa sin derecho a trabajar, a vivir, lo que puede ser definido también como la condenación a una vida fantasma, excluida del derecho, estigmatizada por leyes particulares. La lucha de los sin papeles organizados en colectivos responde entonces a una necesidad: hacer entender su voz, reivindicar el derecho a una vida digna, pedir el reconocimiento de su trabajo, de su vida ya implantada en el país. Se trata entonces de la formación de un sujeto político, que abre el campo de la política más allá de lo conocido. Se vinculará el análisis de los colectivos de sin papeles, mediante el concepto rancieriano de la lucha por la emancipación de los sinparte, con el tema desarrollado por Alain Brossat, según el cual hay que buscar la sobrevivencia de la política en los márgenes y del devenir plebe de lo político. Estas herramientas permiten dibujar un nuevo esquema de la comunidad política: se dejará ver el espacio público como un lugar vacío, que excluye a los que tendrían que ser sus ocupantes y que sin embargo mantienen como objetivo la lucha de una multitud reprimida en el afuera de lo público.