Los procesos de integración económica regional, así como la reestructuración fundamental de las sociedades, estados y fronteras de Norteamérica y Centroamérica se manifestaron claramente en 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá, los Estados Unidos y México, conocido por las siglas NAFTA (North American Free Trade Agreement). En este contexto, tanto la frontera entre México y Guatemala que ha asumido el significado de "nueva frontera sur del norte", como el concepto inespecífico de "transnacionalización", han cobrado importancia en el debate y análisis sociológicos de una variedad de procesos transfronterizos, como los movimientos migratorios en ascenso, el establecimiento de nuevos conceptos regionales de seguridad hemisférica, y de nuevas comunidades regionales políticas y económicas. No obstante, hasta ahora se había prestado poca atención a las sociedades centroamericanas de "post-guerra" ubicadas al otro lado de la frontera sur de México. Esto se ha traducido en una relativa carencia de investigaciones sistemáticas sobre las repercusiones sociales concretas de estos nuevos procesos en Centroamérica.