Desde fines del siglo pasado se vive un cambio sustancial en las políticas urbanas a nivel mundial, con grados diversos según la ciudad que se trate. En general, el alto desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, la reforma del Estado y el peso del mercado han sido los detonantes en esta transformación. La cuarta revolución industrial modificó las urbes y potenció la economía urbana. Lo más significativo tiene que ver con la implantación del sistema de integración del espacio físico (material) con el virtual (ciberespacio), formando una nueva realidad urbana calificada como ciudad híbrida (Carrión y Cabrera, 2024). Para que ello ocurra se ha construido un sistema compuesto por sensores automatizados (sonido, movimiento, calor), plataformas tecnológicas (Uber, Google, Airbnb) y digitalización forzada (big data, algoritmos).