Suramérica, durante las últimas décadas, ha buscado mecanismos que expliquen la superación de la tradición bélica como recurso para solucionar los conflictos en la región. UNASUR es un recurso regional que, desmarcándose de la presencia de la hegemonía estadounidense, ha elevado a nivel político el diálogo y el consenso en uno de los sectores que había estado confinado a la exclusividad de los mandos militares: la defensa. Los órganos que han emergido en esta área, CDS, CEED y ESUDE, han promovido la creación de un régimen de defensa y seguridad regional que, si bien no presenta las características tradicionales, ha servido para fortalecer la cooperación en materia de defensa. Sin embargo, la consolidación de este régimen se ha ralentizado por el debilitamiento institucional de la institución paraguas, es decir, la existencia del régimen depende de la suerte de la UNASUR.