Publicado 2010
“…En este sentido Pierre Hadot ( 2006: 91) señalará de F. Nietzsche:
El genio del corazón, tal como lo posee aquel gran oculto,
el dios-tentador
y caza-ratas nato de las consciencias, cuya
voz sabe descender hasta
el inframundo de toda alma, que no dice una palabra, que no lanza una mirada en
la que no haya un propósito
y un guiño de seducción […]
el genio del corazón, que a todo lo que es ruidoso
y se complace en sí mismo lo hace enmudecer
y lo enseña a escuchar, que pule las almas rudas
y les da a gustar un nuevo deseo –
el de estar quietas como un espejo, para que
el cielo profundo se refleje en ellas-, […]
el genio del corazón, de cuyo contacto todo
el mundo sale más rico, no agraciado
y sorprendido, no beneficiado
y oprimido como por un bien ajeno, sino más rico de sí mismo, más nuevo que antes, removido, oreado
y sonsacado por un viento tibio, tal vez más inseguro, más delicado, más frágil, más quebradizo, pero lleno de esperanzas que aún no tienen nombre. …”
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