Publicado 2009
“…Al discípulo, el maestro estoico, que se muestra tan leal a sus principios en la vida como en los libros, le trasmite la lección de que “nada hay mejor que padecer lo que no puedes enmendar y seguir, sin murmuración, los caminos de Dios, de quien proceden todas las cosas”. La
poesía filosófica, otro medio del que la Escuela se vale, ha enseñando este reconocimiento de que el mundo, “nave gigantesca de la que Júpiter empuña el timón”, es, si se lo vive rectamente, una “obra hermosísima”. …”
Enlace del recurso
Enlace del recurso