Publicado 2009
“…Rechazo, pues, de lo colectivo anónimo, no de la asociación entre iguales deliberadamente buscada: el estoico no predica la sociedad mundial, el “gran cuerpo”, para eximirse de la sociedad en la tierra (Séneca dice, inclusive: “me desvelo en interés de la posteridad” ); y este será el espíritu que animará los consejos de Descartes a Elizabeth (lo hemos evocado antes) por ejemplo, cuando le asegure, en setiembre de 1645: “es preciso preferir los intereses del todo, del que se es parte, a los de su persona particular; sin embargo, hacerlo con mesura y discreción ...” ( Digamos, de paso, que existe cierta tendencia, necesitada de revisión, a transformar en `egotismo´ la línea cartesiana que acentúa la subjetividad y la
racionalidad. ) A este respecto, lo esencial del pensamiento estoico ha sido intensificar la experiencia de la conciencia moral, dotándola de un peculiar dinamismo que la distingue, como tal experiencia, de cualquier tipo de escrupulosidad medrosa (aunque sí está presente el tema del examen de conciencia ). …”
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