Análisis del contenido de elementos traza y comportamiento acumulador en plantas de la cuenca del río Jáchal, provincia de San Juan

El suelo es un componente ambiental, formado por la interacción de los sistemas atmósfera, hidrósfera y biósfera sobre la superficie de la geósfera, en la cual por sus características físico-químicas es donde se desarrolla la vida en la mayoría de los ecosistemas terrestres. Las características del...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Mazzucco, Augusto F.
Otros Autores: Piccoli, Patricia
Formato: info:eu-repo/semantics/bachelorThesis
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Ciencias Agrarias 2017
Materias:
Acceso en línea:http://bdigital.uncu.edu.ar/9748
Descripción
Sumario:El suelo es un componente ambiental, formado por la interacción de los sistemas atmósfera, hidrósfera y biósfera sobre la superficie de la geósfera, en la cual por sus características físico-químicas es donde se desarrolla la vida en la mayoría de los ecosistemas terrestres. Las características del suelo dependen de su origen, formación y evolución. Su equilibrio es frágil y de larga recuperación, por lo que es un recurso no renovable a mediano y corto plazo para el hombre. Un uso inadecuado del suelo puede generar degradación, modificaciones no deseadas, o pérdida del mismo, limitando o reduciendo su productividad potencial (Huertos, 2008). La contaminación del suelo altera su equilibrio, generando un cambio en las propiedades físicas, químicas y biológicas, debido a la introducción o incremento anormal de determinadas sustancias o compuestos (Puga, 2006). Estos contaminantes suelen estar en concentraciones mayores de las habituales (anomalías) y en general tienen un efecto adverso sobre algunos organismos. Según su origen la contaminación puede ser natural o antropogénica (Huertos, 2008). La contaminación natural puede proceder de la propia roca madre en la que se formó el suelo, de la actividad volcánica o del lixiviado de las sucesivas mineralizaciones. Mientras que la contaminación de origen antropogénica se produce por los residuos derivados de actividades industriales, agrícolas, mineras y de los residuos sólidos urbanos. Desde un punto de vista legal, los contaminantes antropogénicos son considerados los “verdaderos contaminantes" (Huertos, 2008). La contaminación de aguas con metales pesados (MP) derivada de las actividades humanas representa alta peligrosidad al ser consumida. Algunos elementos en exceso pueden producir lesiones en los tejidos o piel, alteraciones sistémicas tumorgénicas, pérdida de la memoria, temblores, inestabilidad emocional (angustia e irritabilidad), insomnio e inapetencia, desórdenes mentales y perturbaciones motoras, deformación de los huesos acompañada de intenso dolor y fracturas, además de proteinuria y glaucoma así como afecciones renales (INECC, 2012). La toxicidad que representan los mismos depende del grado, el tiempo y la concentración a la que esté expuesto el individuo (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2008). Dependiendo de la matriz donde se encuentra el mineral varía la peligrosidad de exposición. Los metales pueden ser incorporados de manera aérea, por respiración, por contacto o también pueden ser incorporados a través de la biotransformación y la biomagnificación. De todos modos, el mayor riesgo de incorporar los MP es a través del agua (Ferguson, 1971). Así como se han encontrado, concentraciones de arsénico (As) de hasta 280 ppb en aguas subterráneas de El Encón y de 9 a 357 ppb en Río Jáchal, provincia de San Juan, (O´Reilly, 2010), hay espejos de agua y suelos en los que se desconoce la concentración de MP y As. Más aún, si la flora presente es capaz de incorporar estos elementos del suelo. El objetivo de este trabajo es identificar y seleccionar especies vegetales de la cuenca del río Jáchal en base a su capacidad de acumular metales pesados y metaloides. Asimismo, proponer las posibles especies para el tratamiento de suelos contaminados; determinar la concentración de metales pesados y metaloides en hojas y raíces de las plantas seleccionadas y en la porción de suelo correspondiente; seleccionar especies de plantas, en base a la capacidad de acumular metales pesados y metaloides en relación al contenido en el suelo.