Sumario: | Cuando el proceso emancipador hispanoamericano cristalizó en su forma separatista hacia 1815, las declaraciones de independencia sucesivamente proclamadas por las colonias españolas rompieron el llamado pacto colonial que las mantenía unidas a la metrópoli formalmente. Esto implicó la constitución de un nuevo orden político, tanto interno como externo. En el mismo, los nacientes estados debían obtener obligatoriamente el reconocimiento explícito del acto rupturista por parte de aquellas entidades estatales preexistentes en el concierto internacional si querían gozar de límites, relativamente estipulados, donde ejercer su soberanía jurídica y política. En este sentido, se puede entender que este acto representaba una necesidad vital en el plano de las relaciones internacionales, habida cuenta que los estados hispanoamericanos dependían del apoyo extranjero –en términos materiales o diplomáticos– para resistir en el caso de que la monarquía española pretendiera recuperar por la fuerza el control sobre sus dependencias americanas.
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