Sumario: | Si bien la cultura y la ciencia medievales fueron forjadas, cultivadas y divulgadas por la escritura de doctos varones, también las mujeres se dedicaron a producir conocimiento. Entre ellas, se destaca Anna Comnena, princesa bizantina del siglo XII, que historió y dejó memoria escrita de su reino y su linaje. Su obra demuestra que la empresa científica no le fue ajena en cuanto aplicó el arte de la observación, de la especulación, de la argumentación y de la demostración en un campo específico del saber. Las siguientes reflexiones evidencian que la ciencia histórica tiene su deuda con aquella princesa que participó con su obra en la construcción de la ciencia en el mundo occidental.
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