Sumario: | El propósito de este trabajo es sentar las bases de un estudio más amplio y
profundo sobre la teoría de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la filosofía
y espíritu de la Iglesia que organizara la reina Isabel I, a través de la pluma de
Richard Hooker (1554-1600). Durante el siglo XVI el Renacimiento llegó a su
punto más alto y la Reforma Protestante se asentó, fue el período de la ruptura
de la Christianitas, la secularización de la política y el crecimiento de los Estados
nacionales. Los católicos romanos consideraban que la ley natural era reconocida
por el poder de la razón que, al menos en teoría, bastaba para fundar las leyes de
la comunidad política, empero, en lo relativo a las leyes de la política eclesiástica
esta descansaba enteramente en la autoridad del Santo Padre guiado por el
Espíritu Santo. Los puritanos, por otro lado, afirmaban que el poder de la razón
era insuficiente y poco confiable a causa del pecado original, por lo que la fuente
de toda ley, para la comunidad civil o la eclesiástica, era la Sagrada Escritura,
que contaría con la claridad suficiente como para ser entendida por cualquier
ser humano. Entre ambas doctrinas fundó Hooker la "vía media". Hooker no trató
de escribir un compendio teológico. Por evidencia y también por razonamiento
discursivo lógico demuestra que las leyes vinculadas a la política tanto civil como
eclesiástica, según él, son un producto de la razón. Por ello, la Iglesia es gobernada
por la política eclesiástica subordinada al Estado. En realidad, según Hooker,
en Inglaterra la Iglesia era parte integrante del Estado. La obra de Hooker es
esencial para entender los asuntos eclesiásticos en un sentido práctico y político
y también es un documento imprescindible para entender adecuadamente tanto
la teología como la filosofía de ese período. El está en el centro de la tradición del
humanismo cristiano y esto significa, ni más ni menos, que Hooker es un personaje
indispensable también en lo referido a la literatura isabelina.
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