Sumario: | En esta tesis se describe y explica el proceso de deforestación del área ocupada por los bosques de algarrobo en el oeste de La Rioja y Catamarca, entre 1850 y la actualidad.
Este proceso está asociado al desmonte y a los cambios de uso del suelo originados por diferentes y sucesivos procesos socio-económicos, que tuvieron como actividades emergentes la minería, el ferrocarril y la demanda de productos forestales generada por acciones productivas desarrolladas en otras provincias.
A partir de fuentes históricas, entrevistas y el análisis de imágenes satelitales, se trabajó en un sector de la Región Biogeográfica del Monte, concretamente, en los valles y bolsones del oeste riojano y catamarqueño, caracterizado por una fuerte presencia de especies del género Prosopis y Bulnesia Retama, donde se produjo una importante explotación forestal de bosques nativos desde mediados de siglo XIX.
En este contexto fueron calculadas las cantidades y distribución espacial de bosque afectado por las actividades descriptas a partir de la línea base establecida hacia 1850, cuando se profundiza el aprovechamiento del bosque bajo pautas extractivas más acentuadas.
Se estudiaron además las modalidades de aprovechamiento social del recurso forestal y algunas características del mundo del trabajo asociado a estas actividades, así como también, el rol gubernamental en la política forestal, especialmente después de 1930. De este modo, se buscó aportar nueva información e interpretación a las discusiones sobre el desarrollo histórico regional.
Entre los principales resultados adquieren fuerza las ideas de que la explotación forestal, muy intensa desde 1850, nunca mermó de forma considerable, más allá del sistema productivo en auge en cada momento histórico. En ese sentido, las miles de hectáreas desmontadas y la cantidad de forestales talados representaron un importante impacto ambiental especial –y primeramente- en Pipanaco y Chilecito, pero décadas después éste también se traslada a otros valles.
Si bien, a lo largo del siglo XX, la extracción de forestales no parece haber disminuido demasiado, a pesar de los diferentes pulsos y ritmos de explotación que se detallan en el trabajo, sí es posible observar en las últimas décadas de esa centuria cierta desaceleración de la extracción. La comparación entre el bosque en distintos momentos históricos, incluyendo la situación actual, demuestra, entre otras cosas, la existencia de áreas de regeneración de bosque, sin las cuales no se podría haber continuado extrayendo las cantidades descriptas.
El comercio forestal se orientó, en primer lugar, hacia demandas de otras regiones, aunque combinada con altos niveles de consumo local (en términos relativos), debido a que hasta el día de hoy algunos sectores sociales no cuentan con muchas alternativas energéticas y laborales.
En el caso de los procesos asociados a la explotación minera, que comienzan a mostrar relevancia en la segunda mitad del siglo XIX, se consideró que los intensos niveles de explotación del bosque y las desfavorables características del mundo del trabajo minero y forestal (y posiblemente las escasas alternativas favorables de la ocupación agropecuaria), colaboraron fuertemente para que no se consolidara un sistema productivo hegemónico en esta región. Las pronunciadas tasas de emigración hacia otras regiones, como Mendoza y Tucumán, advertirían las contradicciones que representaban estos sistemas productivos en los imaginarios de los sectores populares catamarqueños y riojanos.
La intensa extracción forestal no pareció redundar en mejores condiciones de vida para los campesinos y hacheros que se dedicaban a esta actividad en el más bajo eslabón económico, ni contribuir al ansiado desarrollo regional.
La agricultura, en cambio, fue representada en el imaginario de muchos actores sociales como una actividad altamente favorecedora del desarrollo mencionado, por ello, ha captado
mayor atención gubernamental después del declive minero, a partir de 1930.
Sin embargo, el auge vitivinícola–olivícola en las últimas décadas representa un riesgo para la conservación del remanente de bosque que no fue impactado hasta ese momento, y que en algunos casos muestra capacidad de regeneración. Ello se debe a que la actividad agrícola compite por el mismo territorio en el que se desarrolla el bosque, pues existe acceso al agua subterránea, bordes de ríos y arroyos, y algún tipo de suelo favorable para la vegetación -esto último, especialmente en el fondo de valles y bolsones.
Si bien cuando se finalizaba esta tesis comenzó a realizarse en las provincias estudiadas inventarios de bosques nativos y a proponerse proyectos de manejo sostenible en el marco de la Ley Nacional que estipula la protección de estos ecosistemas, no se observaron, por el momento, cambios importantes en la forma en que se explotan dichas unidades forestales, ni procesos que impliquen un mejoramiento de las condiciones de vida de campesinos, pequeños productores rurales y hacheros, grupos que no han sido alcanzados por las mejoras que supuestamente acompañarían a la modernización agrícola y productiva.
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