Sumario: | A comienzos de la década de 1950, una empresa argentina protagonizó la primera experiencia en América Latina de producción de automóviles en serie a partir de diseños propios. A diferencia de lo ocurrido en los casos europeo y estadounidense, el proyecto no fue realizado por una empresa privada especializada, sino que fue producto del trabajo de ingenieros y técnicos aeronáuticos en una fábrica de aviones del Estado. Ese acontecimiento marcó el inicio de una fase de mayor complejidad en el proceso nacional de industrialización por sustitución de importaciones y afirmó el rol del Estado como conductor del desarrollo tecno-productivo. Para el diseño y producción de automotores, el Estado promovió una alianza sociotécnica a partir de la implementación de políticas que articularon la infraestructura previa de una empresa pública, el conocimiento acumulado de ingenieros y técnicos, un programa sectorial de financiamiento público y la capacitación a proveedores autopartistas. La creación de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), generó en la ciudad de Córdoba el primer polo tecno-productivo del país. Hacia 1953, consolidada la empresa pública a partir de la fabricación en serie del Rastrojero Diesel, se constituyó un eje regional integrado por Córdoba-RosarioBuenos Aires, luego denominado corredor automotriz argentino. Estas evidencias permiten sostener que la periodización que identifica la segunda fase de la industrialización argentina a partir de 1958 no da cuenta de algunas significativas experiencias producidas años antes que presentan todas las características indicadas como específicas del período.A través del empleo de conceptos de la economía política y la sociología de la tecnología, en este trabajo se explican las estrategias estatales de desarrollo tecnoproductivo asociados al complejo automotriz local durante la segunda presidencia peronista en su carácter de fundador de la segunda fase de industrialización por sustitución de importaciones.
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