Portainjertos de la vid

El siguiente trabajo plantea la posibilidad de planificar futuras implantaciones de viñedos con vides injertadas y utilizar variedades de calidad enológica que el mercado actual solicita pero con la utilización de portainjertos que sean adaptables a las condiciones agroeconómicas de nuestra zona....

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Rivas, Celeste
Otros Autores: Carrión, Raúl
Formato: info:eu-repo/semantics/bachelorThesis
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria 2015
Materias:
Acceso en línea:http://bdigital.uncu.edu.ar/7360
Descripción
Sumario:El siguiente trabajo plantea la posibilidad de planificar futuras implantaciones de viñedos con vides injertadas y utilizar variedades de calidad enológica que el mercado actual solicita pero con la utilización de portainjertos que sean adaptables a las condiciones agroeconómicas de nuestra zona. Si bien el uso principal de portainjertos en viñedos se debió fundamentalmente a su resistencia a la filoxera y nematodos, también se ha descubierto que tiene propiedades de tolerancia a condiciones adversas del suelo. A su vez, vale tener en cuenta que los portainjertos también modifican el comportamiento vegetativo y reproductivo de las plantas, lo cual puede ser utilizado como herramienta de manejo agroeconómico o para optimizar el rendimiento y la composición de la uva. De toda la gama de portainjertos que existen en el mundo, en Argentina sólo se utiliza una cantidad limitada, siendo los más utilizados: Harmony, Freedom, Salt Creek, SO4, Paulsen 1103, 140 Ru, 3309 C, 110 R, 101-14 Mgt. Estos se difundieron debido a la importación de plantas de vid injertadas desde Europa a partir de la década de 1990, proviniendo los tres primeros de Estados Unidos. En Argentina, no se han realizado suficientes investigaciones para saber si los portainjertos que se usan, son los que más se adaptan a las condiciones locales. Sin embargo, los primeros estudios se realizaron en la provincia de Mendoza, donde se midió el rendimiento por planta para distintas combinaciones injerto-portainjerto desde el año 1946 al 1955, en determinadas zonas vitícolas distintas, pero la mayoría de los portainjertos que se probaron no son los que se utilizan en la actualidad.