Sumario: | Las transformaciones actuales en la relación capital-trabajo marcaron nuevas
expresiones de la pobreza y la marginalidad. Transcurridos los años 90’s éstas se
volvieron un fenómeno estructural-estructurante y expandido (como antes lo fue el
asalariado), fenómeno que se vio agravado por la segregación residencial y la
estigmatización social dictaminada sobre la población en situación de pobreza. Esta
cuestión social pasó a ser un tema de agenda para las ciencias sociales en general y, al mismo tiempo, adquirió centralidad en el Trabajo Social en particular.
Históricamente la profesión se construyó como gestora de la regulación de la
población marginalizada, desde el lugar construido para ella por la división del trabajo
(en este caso disciplinar) en concordancia con la departamentalización de las Ciencias Sociales. Por esto, los trabajadores sociales se ocupan/ron frecuentemente de poblaciones marginalizadas. Sin embargo existen vacíos en la reflexión acerca de la singularidad de dichas poblaciones y sus sujetos, en un análisis que articule qué
procesos macro-sociales produce esa condición material y simbólica en tanto “ser-estar marginalizado" y como impacta en un esfera micro-social. En este sentido la
presente tesis apunta a realizar una reflexión teórica necesaria sobre esta
problemática que revitalice el lugar del Trabajo Social en tanto práctica teórica-reflexiva construida en la intervención. Consideramos que resulta relevante para
nuestro campo disciplinar indagar sobre el ejercicio profesional a partir de la
consideraciones de las poblaciones en las cuales actuamos y compartimos nuestra
vida cotidiana con visos a contribuir al análisis (de mayor alcance) que ponga en
relación los procesos de cambio –perduración de un cierto estado de la estructura
social.
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