Sumario: | Este trabajo se propone reflexionar sobre las imágenes de la dictadura y sus implicancias para la memoria social atendiendo a los lugares de memoria y a las imágenes como narraciones del dolor. Políticamente ninguna imagen es neutra (Sorlin, P).
Las imágenesde la última dictadura cívico - militar según sean presentadas, editadas y montadas contribuyen a configurar los imaginarios de la memoria, admiten describirla e
"imaginarla", dan lugar a la consciencia histórica (Ricoeur,P).
La mirada se construye, de ahí que el museo, el memorial, el monumento y otros formatos de intervenciones artísticas urbanas se convierten en "lugares de memoria" (Nora, P). Estas intervenciones en la ciudad, aun a riesgo de estandarizar en un único registro la
memoria, provocan la pregunta o el gesto del transeúnte / habitante. A los lugares de
memoria también se los puede pensar como artefacto en términos de "estetización del
pasado", de una historia leída sólo para la trasmisión y no a contrapelo, pues "la imagen
eterna del pasado" no puede existir (Benjamin, W.).
En las "ciudades de provincia" la dictadura se vivió de diversas maneras y la construcción de la memoria desde la cual mirar la dictadura y repensar la historia parten muchas veces de patrimonializar la historia del dolor de los colectivos de militancia
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