Sumario: | La salud, como derecho primordial de toda persona, adquiere una connotación especial cuando la persona tiene una discapacidad. El término Discapacidad describe una restricción o ausencia, debido a una deficiencia, de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para el ser humano.
Si nos referimos concretamente a la salud bucal, podemos decir, que presentan alta incidencia de patologías por lo que constituyen un grupo de riesgo con una gran necesidad de cuidados dentales.
Es importante destacar que gran parte de las personas con Discapacidad, no
pueden expresar en palabras o determinar claramente su proceso patológico y así toleran importantes dolores demostrados mediante el aumento de la irritabilidad, la inactividad, la pérdida de apetito, los problemas de sueño, la autoagresión, etc. Esta falta de certeza y reacciones adversas genera una situación familiar de alteración de la vida cotidiana y desconcierto, además de comenzar a realizar una serie de consultas a psiquiatra, otorrinolaringólogo, neurólogo, clínico, entre otros especialistas. Dicha situación puede ser previsible mediante controles odontológicos
periódicos, derivación temprana a exámenes bucales por parte de médicos y/u otros especialistas tratantes, interconsulta con odontólogo ante cambios de conducta o autoagresión. La prevención y el cuidado de la salud dental en los pacientes con discapacidad favorecen el mantenimiento de la salud general y proporcionan una mayor calidad de vida. La intervención del odontólogo en patologías ya instaladas consiste en la eliminación de la sintomatología, detención y tratamiento de las lesiones, restauración de la función y la estética.
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