Sumario: | Desde el surgimiento de los mercados de valores, han existido periodos con importante aumento en los precios de sus activos, que luego se han atribuido a la presencia de burbujas especulativas. Entre los más conocidos se encuentran la manía de los tulipanes en Holanda a principios del siglo XVII, donde un bulbo de tulipán llegó a valer 24 toneladas de trigo, la ola especulativa en Wall Street que terminó en el “crash" de 1929, la burbuja tecnológica en el Nasdaq que estalló a principios de siglo. Estos acontecimientos motivan a deliberar sobre la racionalidad de los precios de los títulos que se negocian en los mercados. Bajo la hipótesis de mercados eficientes, los precios de las acciones varían solamente si los inversores reaccionan a la nueva información relacionada con los fundamentos. Esto significa que los precios siguen una martingala y que cualquier desvió sistemático en relación al valor fundamental debe ser considerado una burbuja. Si existe una burbuja especulativa, el precio de mercado tendrá dos componentes: el precio racional o valor fundamental y la burbuja especulativa. Las razones por las cuales se paga un precio mayor al racional van desde la creencia que existirá un “tonto más grande" que comprará ese activo en el futuro, excesos de confianza o simplemente por un comportamiento de manada de los agentes involucrados. Las burbujas en los precios de los activos pueden ser relevantes en economías emergentes porque pueden acarrear efectos colaterales (como apreciación de su moneda) y potencial reversibilidad. Una burbuja puntual en los precios de las acciones puede terminar acarreando excesiva inversión en capital y euforia seguida de “crash" y recesión. Muchos de los comienzos de crisis económicas o financieras estuvieron históricamente asociados a la formación de burbujas en los precios de los activos, como bien enseña la reciente burbuja en las propiedades inmobiliarias de Estados Unidos.
El objetivo de este trabajo consiste en recopilar los diferentes modelos y pruebas utilizadas en la literatura para la detección de burbujas especulativas en los precios de mercado, para luego, siguiendo la metodología propuesta por Diba y Grossman (1988), realizar contrastes de raíces unitarias y cointegración para encontrar dichas burbujas en el Merval. Se destacan en este trabajo dos aportes de interés. En primer lugar, se trata del primer estudio empírico para el mercado bursátil argentino sobre
la existencia de burbujas especulativas utilizando las variables de precios y dividendos con la metodología anteriormente descrita. En segundo lugar, el periodo muestral considerado es uno de los más interesantes a la hora de abordar un estudio sobre burbujas especulativas al estar este caracterizado por un importante crecimiento.
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