Sumario: | En tanto "espacio apropiado", el territorio no es sólo un soporte destinado a albergar a los grupos humanos y a ofrecer recursos a las actividades económicas, sino también, es una activa matriz de organización de relaciones sociales. A partir de allí, la territorialidad resulta indisociable de las relaciones de poder. Así, las configuraciones territoriales que podemos observar constituyen la resultante de procesos de territorialización y reterritorialización que se definen en el interjuego de diversos actores, quienes participan en la construcción del territorio imponiendo sus objetivos, implementando sus estrategias y, en definitiva, ejerciendo sus respectivas cuotas de poder.
Una de las maneras en las que el poder se expresa en el territorio es por medio de
los procesos de normalización. Este es el caso de una determinada técnica
promovida globalmente por sectores de poder, en la cual subyace una específica
noción de desarrollo que es inseminada en el territorio modificando su
configuración. Es así como, en términos territoriales, las técnicas ofrecen valiosos
indicios para comprender los mecanismos por los cuales el poder teje entramados
sociales y materializa espacios. Siguiendo estas líneas argumentales, este trabajo
reflexiona acerca de las maneras en las que el poder se expresa en la globalización
económica y explora algunas formas en las que interviene en la organización de los
territorios.
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