Sumario: | La Patrística cristiana recibió la noción veterotestamentaria de
asthéneia de la versión griega de los LXX. Entendida como “debilidad" y
“falta de fuerza", se la asoció con “enfermedad" o “estado general de debilidad",
significado que se conservó tanto en los libros históricos como en
los poéticos. El término aparece con frecuencia también en los Evangelios
y en los escritos de Pablo, posibilitando así una comprensión de la enfermedad
en clave filosófico-teológica por parte de los Padres, entre los que
se destaca el Patriarca de Constantinopla San Juan Crisóstomo, quien
recurriendo a una exégesis literal de la Escritura según los principios de la
escuela antioquena, analiza el concepto en sus comentarios a las Epístolas
llamadas “Mayores" de San Pablo y, particularmente, a la Segunda Carta
a los Corintios. De esta lectura se desprende la necesidad de considerar
la asthéneia de manera inseparable de la antropología cristiana. En los
orígenes del cristianismo la concepción de hombre resultaba extremadamente
compleja, oscilando desde la antropología tripartita de San Pablo
(I Tes. 5, 23) a la quíntuple presentada por ciertos textos gnósticos (Carta
esotérica de Santiago 11, 36-12, 17; 14, 24-36) y a la década de Clemente
de Alejandría (Strómata VI, 16, 135, 1-2). El estudio de la aplicación del
concepto de asthéneia a los distintos componentes del hombre en la polifacética
literatura cristiana primitiva, permite comprender la importancia
asignada a cada uno de ellos según las distintas corrientes interpretativas.
|