Sumario: | Durante la primera mitad del siglo XII cobró vigencia en
Chartres una escuela de pensamiento filosófico-teológico caracterizada,
en buena medida, por el afán de explicación del Génesis mediante
el Comentario de Calcidio al Timeo de Platón. La Cosmografía de
Bernardo Silvestre, dedicada a Teodorico de Chartres, permanece
en las proximidades del interés cientificista y argumentativo propio
de esta escuela, pero está formulada en términos literarios, en parte
en prosa y en parte en verso. Dividida en dos grandes secciones:
‘Macrocosmos’ y ‘Microcosmos’, se cierra con la descripción de la
naturaleza humana y su funcionamiento operativo en los procesos vitales
y gnoseológicos. Los sentidos de que goza el hombre, asentados
en la cabeza, son considerados instrumentos al servicio del intelecto
que juzga. Ellos provienen de una única fuente pero desarrollan de
diversas maneras sus operaciones. Si faltaran, no habría ni enseñanza
de las letras ni sabiduría.
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