Sumario: | En un primer examen de las auctoritates Ockham formula
un claro acercamiento al esquema aristotélico-boeciano y a la definición
de persona como sustancia en cuanto suppositum intellectualis,
definición que encuentra conveniente aplicar tanto a lo creado como
a Dios.
Comienza luego una discusión más próxima y contemporánea con los
moderni, que está centrada, por un lado en Escoto para quien la persona
se ha de definir a partir de la relación; y por otro, con santo Tomás
de Aquino. “Persona", para el Aquinate, no significa una naturaleza
común quidditas, ousía o sustancia segunda, por el contrario, indica
al individuo: “esta carne y estos huesos" pero lo significa de un modo
vago e indeterminado. Precisamente, éste es el punto que Ockham
discute: qué denota esta significación indeterminada; le dedica a la
cuestión un amplio análisis que lo conduce a equiparar los conceptos
de naturaleza y de persona.
En un paso subsiguiente Ockham propone examinar las personas in
divinis: no es posible establecer in divinis ninguna diferencia o distinción;
si se afirma en Dios la presencia de tres personas y de una sola
naturaleza la adhesión se presta por la fe sin que medie un acercamiento
racional al tema. El aparato conceptual y metafísico para abordar el
problema de la persona en sede divina, ha pasado por la criba de un
examen que concluye, para Ockham, en la verdadera imposibilidad de
elaborar una teología trinitaria.
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