Sumario: | La República de Haití, al igual que sus hermanas caribeñas, por su abigarrada mezcla de culturas surgidas de una historia común, resultado del sistema de Plantación y la servidumbre que le fueran impuestos por la colonización europea (hispánica, inglesa, francesa o neerlandesa), se encuadra en la acertada definición del cubano Benítez Rojo: el Caribe es una isla que se repite. Por la complejidad de los componentes culturales caribeños, este estudio intenta señalar que el encuentro o choque de culturas disímiles, la convivencia forzada, el modo de apropiación cultural de cada una de las regiones involucradas en la región desencadenaron respuestas culturales impredecibles como diversas. Lengua y religión son las matrices fundamentales de toda cosmovisión o manera de ver el mundo. El créo/e y la religión vudú no son sino respuestas de los esclavos sometidos al desarraigo de su cultura, a la pérdida de su identidad. Cada pueblo fabrica creencias a la altura de su desarrollo técnico y su estructura social. Haití es en definitiva una apretada síntesis de todas las tensiones y entrechoques de las fuerzas del Caribe. La "Perla de las Antillas", la más poderosa colonia francesa, es hoy una paradoja. No logró el acceso a la revolución industrial, su inestabilidad institucional y su pobreza endémica la transformaron en uno de los países más frágiles y vulnerables del planeta. Sin embargo, el levantamiento de los esclavos que diera origen a la primera independencia latinoamericana (1804) y primera República negra en la historia de la Humanidad, no tiene parangón, constituye un caso único.
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