Sumario: | La cerámica tiene muchas aristas de definición. Como disciplina técnica refiere al modelado de objetos de barro que, sometidos a tratamientos térmicos, adquieren las propiedades finales para su uso: resistencia, impermeabilidad, etcétera. Como material se refiere a un cuerpo rígido, poroso o semivitreo, resistente y frágil, que se obtiene de arcillas y minerales sometidos al calor.
Otra arista de definición posible refiere a su sistema de producción, circulación y consumo a lo largo de la historia occidental de la humanidad, acorde al marco de Juan Acha recuperado por Mariel Talera en Cerámica Contemporánea y Aura (2015). Esta desarrolla puntualmente cada periodo histórico y la manera en que la producción cerámica fue categorizada en dichos momentos.
Desde la Antigüedad Clásica hasta el siglo XVII el concepto de arte se entendía como aquella capacidad humana de transformar materiales dando como resultado creaciones interpretativas que explicaban o narraban versiones sobre la realidad. Desde la cerámica se interpretaba en las maneras que el barro junto al agua y el fuego, materiales reales, eran transformados por el productor que trabajaba el keramos mediante diversas técnicas, dando como resultado vasijas, ánforas o utensilios. Todo arte que requería de fuerza física era menos valorado que aquellas que requerían sólo destreza mental, colocando así a la cerámica en el campo de las artes menores por su trabajo manual, al igual que sucedía con el tejido, la carpintería y otros.
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