Sumario: | El impacto de las actividades humanas afecta los ecosistemas naturales
generando pérdida de diversidad biológica, la cual es una de las principales
consecuencias de la crisis ambiental que enfrentamos en nuestro planeta. Los problemas
ambientales de la Argentina son diversos, en los últimos 20 años la deforestación y el
incremento de la superficie agropecuaria generaron la pérdida de hábitats naturales y su
biodiversidad. En los años ’90, se perdieron más de 250.000 hectáreas de bosque nativo
por año, la tasa de deforestación fue de 0,66%, superando enormemente la tasa de
deforestación anual mundial para esa década, que fue de 0,23% (Andrade Diaz 2019).
Otros factores que generan pérdida de biodiversidad son los factores climáticos.
En nuestro país, particularmente en la provincia de Mendoza, se presenta un marco
geográfico caracterizado por una significativa aridez y una fragilidad ambiental, donde
sus ecosistemas se encuentran afectados por procesos de desertificación (Rubio et al.
2014). De esta concentración se derivan un conjunto de problemáticas ambientales que
afectan integralmente al soporte físico-biológico provincial, tales como la contaminación
de los recursos hídricos y del aire, la degradación de suelos, pérdida de biodiversidad,
entre otros (Rubio et al. 2014). A esto se suma que, dentro del sistema de áreas
protegidas existentes, no han prevalecido criterios científicos para su designación,
perdiendo eficiencia en la conservación de la biodiversidad. Como consecuencia se
genera la necesidad de desarrollar nuevas estrategias efectivas de conservación.
En comparación con otros grupos, los insectos no fueron considerados a la hora
de establecer prioridades de conservación. Estos grupos, altamente vulnerables,
demandan estrategias de conservación rápidas y efectivas debido al acelerado cambio
de sus hábitats naturales. En base a esto, este trabajo tiene como objetivo general
determinar si la Red de Áreas Protegidas de Mendoza (RAPM) es efectiva en proteger la
diversidad de la Provincia de Mendoza basado en los patrones de distribución de los
insectos carábidos, utilizando información obtenida de modelos potenciales de
distribución de especies (MPDEs) y el algoritmo de optimización ZONATION. Además,
se evaluó cómo el cambio del uso y cobertura del suelo (medido como el Índice de
Influencia Humana) influyó en la optimización de la selección de redes de áreas
prioritarias para la conservación de los carábidos.
Los resultados obtenidos muestran que: (1) se encontró un total de 152 especies
de las cuales se obtuvieron un total de 901 registros georreferenciados. De las 152
especies sólo se tienen registros de 78 para la RAPM; (2) no se encontraron diferencias
significativas entre las dos priorizaciones espaciales ABF y CAZ; (3) se obtuvieron
importantes desigualdades entre la solución restringida y la solución ideal. Para el mismo
porcentaje de área removida, la solución ideal mostró casi el doble de distribución
promedio de especies protegidas; (4) la actividad humana condujo a un sistema de áreas
con un mayor número de parches, lo que compromete las posibilidades de lograr un
sistema eficiente; (5) los análisis de priorización identificaron áreas de alta prioridad de
conservación principalmente en la zona norte del territorio mendocino, otras zonas
destacadas se ubican al norte y al sur del Paso Pehuenches, así como una pequeña
porción de la zona central de la provincia en los alrededores de la Reserva de Biósfera
Ñacuñán.
Los resultados de la presente investigación brindan prioridades y opciones
espaciales para desarrollar un sistema de áreas protegidas más eficiente en la
conservación de la biodiversidad. Estos hallazgos son importantes ya que se brindan
minimizando conflictos con actividades humanas, y aumentando la factibilidad de gestión
para tomadores de decisión, administradores de recursos naturales y organizaciones
ambientalistas interesadas en acciones y estrategias de conservación.
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