Sumario: | Las erupciones volcánicas son eventos ambientales extremos y esporádicos con importantes impactos sobre los ecosistemas. Múltiples estudios han mostrado el efecto que tiene la caída de tefra sobre el crecimiento radial de distintas especies leñosas. Sin embargo, ninguno ha evidenciado el efecto diferencial que este disturbio puede tener según el estado fenológico en el que se encuentran los bosques afectados. El efecto que las cenizas volcánicas pueden tener sobre el crecimiento de los bosques de especies caducifolias aledaños es muy variable según la época de ocurrencia de las mismas. En las especies leñosas, las respuestas a las erupciones pueden verse plasmadas no sólo en cambios en el ancho de sus anillos de crecimiento sino también en variaciones en la anatomía y/o en la composición química del leño. El objetivo de este trabajo es evaluar mediante métodos dendrocronológicos el efecto que las erupciones del volcán Puyehue han tenido en el leño de Nothofagus pumilio durante diferentes épocas de erupción primavera-verano y otoño-invierno (PV -follaje- vs. OI -no follaje-). Se observó el efecto de erupciones volcánicas conocidas sobre las variaciones en el ancho de los anillos de crecimiento para un total de 83 muestras, correspondientes a 41 árboles. Las mismas fueron procesadas siguiendo técnicas estándares de dendrocronología, y datadas, fechadas y chequeadas mediante distintos programas estadísticos. Los análisis estadísticos permitieron establecer la respuesta del crecimiento de N. pumilio según la época de las erupciones volcánicas, y determinar la cantidad de años que perduraron los cambios en el crecimiento. Así, se observa una variación significativa en el crecimiento de los años posteriores con respecto a los años previos cuando los árboles mantenían su follaje (1919, 1921, 1929). Por el contrario, Por el contrario, no se observa una variación significativa en el crecimiento para los años en los que las erupciones sucedieron en otoño/invierno (1934, 1960, 2011), y en aquellas erupciones de primavera/verano en las cuales los árboles, suponemos por diferentes datos climáticos, no tenían hojas (1914). Además, el análisis de épocas Superpuestas (SEA) nos permitió determinar la cantidad de años que perduró el efecto del volcán sobre el crecimiento. Para las erupciones de época conocida, se observa una reducción en el crecimiento para el año del evento cuando las erupciones ocurrieron en primavera-verano (1914, 1919, 1921-1922, 1929). No ocurrió así para los años en los que las erupciones sucedieron en invierno-otoño (1934, 1960, 1990, 2011), donde no se observó una variación significativa en el crecimiento. Las erupciones de época no conocida no presentaron un patrón coincidente para este análisis. Finalmente, se observó un “anillo blanquecino" característico para años con erupciones de gran magnitud cuyas emisiones de cenizas perduraron en el tiempo (1921, VEI:3, 0,4 km3 de cenizas; 2011, VEI: 4, 1,46 km3 de cenizas). Este también se encontró para el año 1814, evidenciando una posible erupción no registrada en la bibliografía. Nuestros hallazgos podrían ayudar a reconstruir eventos de erupciones históricas y la época de ocurrencia de las mismas, así como evaluar los futuros efectos volcánicos en la productividad y dinámica de bosques con volcanes activos.
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