Sumario: | Desde 1983, la pregunta por cómo abordar el accionar de la militancia revolucionaria en el marco del proceso de insurgencia y radicalización política de los años sesenta y setenta en Argentina ha albergado inevitablemente el interrogante por la responsabilidad de aquellas acciones. En efecto, se ha tratado de una discusión fuertemente condicionada por las transformaciones socio-históricas de la posdictadura y por los desplazamientos intelectuales en el campo de estudios sobre el pasado reciente.
El siguiente trabajo se propone identificar y conceptualizar una serie de enfoques acerca de cómo ha sido comprendida la responsabilidad de las organizaciones político-militares y de las subjetividades militantes de aquellos años, tomando en consideración un conjunto de producciones de memoria realizadas por ex – militantes y sobrevivientes, publicadas durante los años de la posdictadura. Asimismo, y en el marco del recorrido, se recuperan una serie de contribuciones, de índole teórica, epistemológica e historiográfica referidas a la problemática y desarrolladas por autores/as del campo de estudios y de la teoría social contemporánea. Desde nuestra perspectiva, los tres enfoques que se presentan responden a tres formas de comprender el problema de la responsabilidad y sus vínculos con la política y la violencia: una responsabilidad como falta político-moral, una responsabilidad como balance político-militante y una responsabilidad reflexiva. A través de ellos, el trabajo busca examinar el modo en que estas producciones de memoria han contribuido a reactualizar, tensionar y reformular las disputas por los sentidos de memoria, verdad y justicia durante estas cuatro décadas. Partimos de la hipótesis general que establece que las distintas memorias sobre la responsabilidad de la militancia revolucionaria de los años sesenta y setenta han estado fuertemente vinculadas, en primer lugar, con los posicionamientos de los actores involucrados en el contexto de estas disputas; en segundo lugar, con las relaciones de fuerza políticas y, por último, con el impulso de políticas de memoria orientadas a demarcar los límites de lo decible y lo audible en el ámbito público, intelectual y académico.
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