Sumario: | El último siglo estuvo invadido de graves acciones de crueldad humana, sin embargo, algún aspecto referente a la comprensión se ha modificado. La transformación del modo en que se examina la barbarie entre los seres humanos es el efecto de esfuerzos colectivos que se han condensado en la labor de reflexionar sobre la visión moral como una construcción individual y social. Las historias del pasado permiten reflexionar y dialogar sobre sucesos que tienen un potencial de revelación sobre las oscuras dimensiones de la crueldad humana. De esta manera, paulatinamente se fue generando una conciencia moral a través de esfuerzos colectivos de autoevaluación que permitieron el diseño de nuevas instituciones y la organización de luchas colectivas con el propósito de impedir que tales acciones se
repitan con posterioridad. A partir de lo anterior surge la idea del presente trabajo, que tiene por objetivo dar cuenta de la importancia de las narrativas de la violencia patriarcal como generadoras de un juicio reflexionante ante una forma particular de violación a los derechos
humanos, muchas veces naturalizada e invisibilizada. No es necesario evaluar numéricamente el sufrimiento perpetrado a una víctima para advertir lo que está verdaderamente en juego cuando determinada acción ha destruido su identidad material o simbólica. Se efectúa la comprensión de un juicio, a través de historias que refieren actos de crueldad y a verdades expresivas que propagan el sentido de la reflexión cuando se repasa el contenido de tales sucesos. Las raíces de la violencia contra las mujeres se encuentran en la desigualdad histórica de las relaciones de poder entre hombres y mujeres. De esta manera, progresivamente se fueron estableciendo mecanismos de control y disciplinamiento de las subjetividades. Los esquemas patriarcales y las pautas culturales se han utilizado para negar los derechos humanos de las mujeres y perpetuar la violencia.
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