Sumario: | Hoy un artista contemporáneo tiene una relación problemática con el mundo de las imágenes, ni artificio puro ni documento de una realidad otra, la pintura tiene que convivir con un interminable flujo de imágenes que pueblan todo tipo de pantallas e inundan nuestra vida cotidiana. Las imágenes del arte, de la cultura mediática, las mercancías, los carteles, los grafitis, las pintadas, los anuncios, se entremezclan, se contaminan, se contagian y se recrean. Nuestra cultura visual se asemeja más a un torbellino que una lenta y moderna historia de la conquista de la razón. ¿Cultura visual o cultura del espectáculo, memoria o pastiche, proyecto y utopía o simulacro y falsa realización? El mundo contemporáneo no deja de obligarnos permanentemente a elegir. Ni espectáculo ni pura y cruel realidad, no hay ya separación, solo limites porosos, en donde todo se vuelve posible, y todo depende del poder. Sin embargo, las imágenes del arte insisten en su permanencia y la pintura, en la escena local, todavía tiene mucho que decir. La pintura no pude ser olvidada y reemplazada por la
fotografía, pero tuvo que compartir el lugar del arte con todo tipo de imágenes técnicas. En
este caso la teoría del progreso indefinido fracaso.
El objetivo del trabajo es analizar y comprender, es decir, interpretar el sentido de la travesía de las
imágenes propuestas por dos artistas contemporáneo del mundo del arte local Ofelia de Santos Paula, con las obras de su muestra Circo Criollo y Carlos Escoriza con su muestra "El silenciero".
Una muestra es un acontecimiento donde las imágenes conforman unos significados que debemos descifrar. Como afirma Hans Belting, el espacio social es el topo de la creación de imágenes. Nuestra lectura de la obra de arte, pone ante los ojos aquello que necesitamos ver en nuestro espacio en común. Como escribe Edouard Glissant, se "conecta (relays), se une, se separa, se indican caminos. Así el significado de una obra de arte no es algo dado o a descubrir, sino que se produce, en el viaje, una travesía y una encrucijada están en el corazón del pensamiento de la relación. Se trata de establecer una travesia y un diálogo, de hacer preguntas y de contestar interrogantes. Nuestra lectura de las obras de arte mendocino contemporáneo, responde a una lectura provocada por la obra, de cuyos indicios se parte como criterio para develar el significado, o
los significados de la obra, para otorgarle una lectura/interpretación pos- factum, es decir, después de producida y expuesta, cuando la obra es dada por el artista para su trayectoria propia en el espacio púbico, en el rio de la vida en común, para su fruición y su interpretación, para comprender la aventura a la que nos enfrentan.
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