Sumario: | Nuestras ciudades se han expandido y se siguen expandiendo incontroladamente sobre las periferias, bajo intensas presiones sociales y circunscritas al gran desequilibrio en la distribución del ingreso de la población. No obstante que los planes urbanos son aprobados por los cabildos municipales y las normas urbanas aprobadas por los congresos estatales, han sido incapaces de regular este dinámico proceso de conversión del suelo rural a urbano; y esto se debe a la complejidad de la tenencia del suelo peri-urbano, a la inconsistente normatividad legal que regula el territorio y a un incoherente manejo político administrativo municipal cada vez que las manchas urbanas van ocupando varios municipios. El artículo plantea estas limitaciones operativas que enfrenta la planeación urbana hoy en día y propone que para rescatar su efectividad como mecanismo regulador de la ciudad, es necesario reducir sus alcances y empezar a acotar los problemas urbanos más atingentes para priorizar líneas de acción más afectivas que beneficien a la mayoría de población.
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