Sumario: | En el filo entre 1966 y 1967, la revista Mundo Nuevo editó un número especial dedicado al poeta nicaragüense, en ocasión del centenario de su nacimiento (1867) y del cincuentenario de su muerte (1916). Emir Rodríguez Monegal tituló su editorial “El fundador", parafraseando la expresión de Octavio Paz en su Cuadrivio,para aludir al compromiso que, bajo máscara afrancesada, asumió Rubén Darío a fines del siglo XIX en su propósito de actualizar “la lengua y la imaginación del continente" mediante la restauración de “una visión imperial de una lengua y una poesía". En las secciones Testimonios ("Encuentros con Rubén Darío", antología de varios autores), Valoraciones
("Pitagorismo y Modernismo", según Ricardo Gullón) y Diálogo ("Nuestro Rubén Darío", según Rodríguez Monegal, Severo Sarduy y Tomás Segovia), los autores convocados revisitaron la lírica de Darío e interpelaron la ‘canonización’ de su obra pues, según distintas opiniones, esta última no siempre había estimulado la comprensión profunda de la proyección viva del poeta. La intertextualidad de Mundo Nuevo permitió, así, rescatar la "contemporaneidad" de Rubén Darío, a la luz de la teoría de las mediaciones socio-literarias y del rol del autor como intelectual transformador de la/s conciencia/s histórica/s durante los agitados años sesenta latinoamericanos.
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