Sumario: | En la narrativa del escritor mendocino Abelardo Arias, al menos en tres de sus novelas más logradas -Álamos talados {1942), La viña estéril ( 1968) y Minotauroamor ( 1970) resulta evidente la presencia de elementos míticos provenientes del mundo clásico, pagano, e imágenes de clara raigambre bíblica.
Esta imaginería es explícita por ejemplo en Álamos talados, construida alrededor de la idea directriz del Paraíso perdido/recobrado, mientras que y a desde el título en Minotauroamor es el mito helénico el que suministra la materia narrativa, que se adensa al cargarse de un nuevo, patético sentido. Pero es en La viña estéril donde ambas series aparecen en cierto modo contrapuestas, en una antítesis que enriquece y complica sus posibilidades significativas. Así, para el estudio de este texto, y a partir del tema de la obsesión por la pureza y p o r la culpa (de naturaleza sexual) se impone naturalmente la relación con las imágenes bíblicas del Jardín del
Edén y, a través de ellas, con una serie de figuras míticas.
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