Sumario: | Los conflictos urbanos resultan de la crisis del modelo de producción, y se dan en una de sus formas predilectas de concentración de capital: la ciudad. Pero la ciudad es además espacio de socialización, de exigencia de equipamientos colectivos, de posibilidades, no solo de crisis. Esta doble contradicción marca los debates que se desprenden de las problemáticas vinculadas a lo urbano, y a los campos que se abocan a trabajar con ellas. Es, en este caso, el campo de lo arquitectónico el que se pone en cuestión, el que al aparecer interviniendo en un conflicto urbano se encuentra en crisis interna, por su falta de herramientas para abordar estas problemáticas, y, por otro, es allí donde se abre una posibilidad para su cambio y reconfiguración. Este trabajo intenta, a partir de analizar el conflicto por la urbanización de la Villa 20, en Capital Federal, problematizar sobre dicha crisis y reconfiguración de lo arquitectónico. Este conflicto se visibiliza a partir de la toma de terrenos, por un grupo 800 familias, que se denominó Barrio Papa Francisco, en febrero de 2014. Proceso que tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación, y desencadenó diversas acciones organizadas de vecinos, que permitieron reabrir la discusión sobre la urbanización. La discusión respecto sobre qué intervención urbanística se debería llevar a cabo, una vez consumada la toma de terrenos, abrió un intenso debate respecto del campo disciplinar y sus posibilidades de acción en estos casos. A partir del análisis de noticias periodísticas y entrevista a ciertos actores, se busca reconstruir los diversos sentidos y prácticas que se fueron adoptando, en el proceso de disputa que se desencadenó entorno a las posibilidades, incumbencias y limitaciones del campo para dar respuesta a estas problemáticas urbanas.
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