Sumario: | Bajo la coyuntura de la crisis teórica y política del marxismo de mediados de los setenta, la cuestión de las luchas de masas suscita en Althusser un trabajo de elaboración y revisión de tesis y conceptos cuyo horizonte último es la recuperación de la potencia crítica de la teoría marxista.
En la senda abierta por el aparato conceptual elaborado durante los sesenta (determinación en última instancia por la economía, sobredeterminación y desigualdad de la contradicción, condensación-dispersión de las contradicciones, autonomía relativa e historicidad diferencial de la ideología y la política), entre 1976 y 1978 arremete contra las posiciones que esperan de una inexorable profundización del antagonismo entre trabajo y capital una espontánea movilización política de las masas, reivindicando tanto la importancia decisiva de la lucha política e ideológica como la centralidad política y teórica de la coyuntura, esa condensación de contradicciones desiguales en la que se despliegan de forma siempre singular las luchas.
Contra todo confinamiento de la práctica política de las masas al terreno del Estado (ese aparato especial y separado que se opone a las clases populares mediante el uso de la fuerza, el monopolio administrativo -disciplinario y los mecanismos de interpelación que transforman el poder violento en poder consentido), insiste en que si bien las organizaciones populares están obligadas a reconocer y estudiar en detalle las formas específicas de cada poder estatal no deben “dejarse atrapar por ellas". Ante el dilema político de si las clases populares pueden construir poder propio en el seno del Estado capitalista para transformarlo desde dentro, Althusser es categórico: las luchas populares no han insistido con el Estado más que para desembocar en la política burguesa.
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