Sumario: | La Inversión Extranjera Directa es una fuente de financiamiento importante para los
países de América Latina y es considerada por muchas corrientes como impulsora de un
desarrollo industrial a partir de la posibilidad de obtener divisas y de generar
eslabonamientos productivos, promover la investigación, adoptar nuevas técnicas
productivas y generar empleo. Otras corrientes en la literatura se posicionan
críticamente, considerando que ésta remite las ganancias al exterior, controla los
sectores más dinámicos de la economía y ejerce una influencia importante en las
decisiones de producción.
Este trabajo analizará el caso de Brasil a partir de 2003, por ser considerado un caso útil
en tanto principal receptor de IED de la región y por tener una estructura productiva
diversificada en comparación con otros países latinoamericanos. Se mostrará como las
regulaciones otorgan igualdad de trato al capital local y extranjero y permiten los giros
de utilidades, con un sesgo más industrialista en cuanto a las áreas y sectores definidos
como prioritarios. En cuanto a la estructura productiva, si bien se diversifica, la
principal fuente de divisas es el sector agrario como principal sector exportador y las
importaciones son lideradas por los bienes de capital.
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