Mujeres presas

Las cárceles de mujeres tienen una historia distinta a la de varones. Las cárceles de varones se encuentran ancladas al surgimiento del estado moderno y el modelo capitalista. En cambio, las de mujeres, trazan una historia que encuentra fundamento en el patriarcado y un orden social androcéntrico qu...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autores principales: Cucchi, Romina, Gutierrez, Noelia
Formato: documento de conferencia
Lenguaje:Español
Publicado: 2017
Materias:
Acceso en línea:http://bdigital.uncu.edu.ar/10360
Descripción
Sumario:Las cárceles de mujeres tienen una historia distinta a la de varones. Las cárceles de varones se encuentran ancladas al surgimiento del estado moderno y el modelo capitalista. En cambio, las de mujeres, trazan una historia que encuentra fundamento en el patriarcado y un orden social androcéntrico que pretendía el disciplinamiento de las mujeres dentro de un rol reducido al mundo de lo privado. Las cárceles vienen a ser funcionales a esta pretensión de asignación de estereotipos sobre las mujeres. Por este motivo estuvieron bajo la gestión de órdenes religiosas que las administraban a través de lógicas de carácter moral con la pretensión de ajustar a las mujeres que el sistema penal capta, al orden social hegemónico. Aquello que ha atravesado históricamente al género, la invisibilización, la dualidad, la escisión, la reducción a lo privado, la marginalidad; atraviesa también la historia de las mujeres presas. Las mujeres seleccionadas por el sistema penal pertenecen en general a un sector excluido de múltiples maneras: por el género, por la edad, por la situación socioeconómica, por el acceso a la educación, al trabajo y a lo público en general. El trabajo se propone realizar un breve recorrido por esta constitución social, institucional y política de las mujeres presas así como indagar si el rol asignado al género impacta también en el tipo delictivo por el que las mujeres se encuentran detenidas. Se parte de la presunción de que hay una mayor presencia de lo vincular en los hechos y que, cuando se trata de delitos cometidos contra la propiedad, las mujeres cumplen roles secundarios. Es decir, se manifiesta también aquello que ha sufrido el género en todo el orden social: la negación de su calidad de sujeto, el disciplinamiento, la estereotipación y la sumisión.