Sumario: | En los últimos años la cifra de recién nacidos gravemente enfermos y prematuros de muy bajo peso con una edad gestacional cada vez menor ha ido en aumento. Un recién nacido ingresado en la unidad de terapia intensiva de un hospital es un paciente complejo que necesita especial atención tanto médica como de enfermería. Estos neonatos requieren cuidados intensivos para resolver problemas cada vez más complejos y su supervivencia depende, en muchas ocasiones, de los cuidados relacionados con el acceso venoso que permita mantener los tratamientos durante tiempo prolongado. De hecho, cuanto mayor es la gravedad, mayor va a ser su dependencia del funcionamiento de las vías venosas centrales y periféricas. A esta situación hay que añadir el pequeño calibre de las venas de los recién nacidos, hecho que incluso ha sensibilizado a la industria médica y ha llevado a diseñar dispositivos específicos, como el catéter epicutáneo de silicona. Estos recién nacidos necesitan vías endovenosas seguras que evitaran que se los estén punzando reiteradas veces. No obstante el empleo de catéteres epicutáneos no está exento de riesgos, por un lado, problemas mecánicos (obstrucción, rotura del catéter, perforación del vaso, extravasaciones, trombosis de grandes vasos) y por otro con especial relevancia, problemas infecciosos, sobre todo sistémico (sepsis relacionada con catéter). Entonces es de suma importancia la aplicación de medidas de bioseguridad en la colocación y mantención de los catéteres, las cuales son barreras para evitar la aparición de infecciones. El presente trabajo de investigación tiene por objetivo determinar cuáles son los factores relacionados a las intervenciones de enfermería, en cuanto a normas de bioseguridad, que condicionan la aparición de infecciones en la colocación de catéteres epicutáneos en el servicio de neonatología del Hospital Obstétrico Virgen de la Misericordia durante el período de Enero a Junio del año 2012.
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