Sumario: | El proceso de desindustrialización iniciado en Argentina a mediados de los 70, y
consolidado en la década del 90, se caracterizó por la centralidad del mercado y la
drástica reducción del papel del Estado en la actividad productiva y en la asignación de
los recursos. En consecuencia, en las últimas décadas el mundo del trabajo ha sufrido
profundas transformaciones que se evidencian en procesos de precarización, dispersión,
temporalidad, informalización e invisibilidad. Simultáneamente, en un plano simbólico, se
han instituido nuevas significaciones, mediante las cuales se legitiman los cambios en las
condiciones y relaciones laborales.
Uno de los sectores sociales más afectados con esta transformación del mercado laboral
son los jóvenes se sectores medios y pobres que viven en zonas urbanas y rurales. Así,
los tradicionales trayectos de inclusión social, que seguían los jóvenes de los “sectores
populares", experimentaron un fuerte deterioro; ya no solo se ven impedidos de acceder al
mercado de trabajo mediante un oficio o perfil profesional, sino también a determinados
entramados sociales e institucionales.
Dichas mutaciones alcanzan también al ámbito rural y agrario, expresándose a través de
nuevos modos de producir, de nuevos agentes, y mediante una determinada articulación
con los mercados financieros, de insumos, de productos y, especialmente, de mano de
obra. En este último sentido, la modernización agraria no ha implicado necesariamente un
incremento en la demanda del empleo. Las innovaciones tecnológicas que acompañan el
desarrollo de la agroindustria, si bien requieren de una mayor especialización en las
tareas, demandan menores tiempos para la ejecución de las mismas y son ahorradoras
de mano de obra.
En este contexto el objetivo de este trabajo es mostrar la relación que establecen los
jóvenes urbanos y rurales de la Provincia de San Juan con el mundo laboral y su
percepción del trabajo, a partir de la descripción y análisis de sus prácticas laborales.
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