Sumario: | La legitimidad del gobernante democrático requiere ser construida para ser obtenida, y necesita
ser permanentemente renovada para ser conservada. El problema surge cuando el discurso
que le permitió ser considerado la mejor opción en una elección, se contrapone a su gestión gubernamental,
debilitando e incluso destruyendo la legitimidad obtenida a través del voto. Este
fue el caso de Lucio Gutiérrez, cuya actuación como presidente lo alejó del imaginario y de los
relatos que, durante el proceso electoral, lo habían posicionado con una imagen distante a la
proyectada por los políticos tradicionales. Esto mermó su legitimidad presidencial, y desembocó
en la llamada “rebelión de los forajidos”.
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