Sumario: | Resulta particularmente sugerente darse a la tarea de reseñar un libro con un título provocador como Culturas políticas a fin de siglo. Digo sugerente, porque si bien el “fin de siglo” podría ser sólo una etiqueta cliché para las “culturas Políticas”, no deja de ser también una referencia temporal necesaria que nos remite tanto a las contingentes, “conflictivas y nunca acabadas” disputas políticas –los cambios políticos-, como a los históricos “patios interiores” de sus luchas de significación –los cambios de la política-. “Fin de siglo” se muestra entonces, como una evocación de lo abierto que son las culturas y de lo versátil que es el campo de la política. Ambas,, cultura y política, establecen relaciones siempre cambiantes, conflictivas y mutuamente constrictivas, que son constante y diversamente abordadas y siempre muestran un rostro nuevo para el análisis.
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