Introducción: la economía y la ecología

Cuando se comprende que ecología y economía se ocupan del mismo objeto, el oikos, la casa, la reacción suele ser de perplejidad y asombro. ¿Cómo es que dos disciplinas del conocimiento, teóricamente interesadas por cuidar de nuestra casa, de su administración y sus relaciones, aparecen tan reñidas e...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Cuvi, Nicolás
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Quito : FLACSO Sede Ecuador. Programa de Estudios Socioambientales 2011
Materias:
Acceso en línea:http://hdl.handle.net/10469/3152
Descripción
Sumario:Cuando se comprende que ecología y economía se ocupan del mismo objeto, el oikos, la casa, la reacción suele ser de perplejidad y asombro. ¿Cómo es que dos disciplinas del conocimiento, teóricamente interesadas por cuidar de nuestra casa, de su administración y sus relaciones, aparecen tan reñidas en la materialidad? Según la mayoría de ecólogos, la economía que se practica desde hace siglos resulta desastrosa, pues promueve y premia la demanda creciente de recursos, voracidad que indefectiblemente altera los sistemas de soporte de la vida. Por su parte, para un economista clásico, optimista del eterno crecimiento y del poder autorregulador del mercado y las mercancías, defensor del comercio intermediado por dinero, de las acciones y de las bolsas, la ecología (casi siempre mal confundida con el ecologismo), resulta una incómoda piedra en el zapato, un molesto zumbido que le recuerda que incluso el optimismo tiene límites. La buena noticia, sin embargo, es que esta dicotomía construida durante décadas y aparentemente irreconciliable, es una cortina de humo que oscurece una oportunidad. La realidad es que la ecología y la economía, a pesar de haber sufrido una brusca separación hace décadas, y de las inútiles exacerbaciones que han intentado separarlas más todavía, tienen –según muchos pensadores y casos– varios puntos de diálogo.