Sumario: | La devoción a la Virgen del Quinche nació a finales del siglo XVI, cuando los devotos de Lumbisí mandaron tallar una imagen de Nuestra Señora al imaginero Diego de Robles. Al no poder solventar el costo de la imagen, el artista la vendió a los devotos de la doctrina indígena de Oyacachi. Allí, era venerada bajo la advocación de “Virgen de la Peña”, hasta que, en 1604, fue definitivamente trasladada al poblado de El Quinche por pedido del obispo López de Solís. La “jurisdicción” de esta devoción mariana se dilató en el territorio ecuatoriano a lo largo de la época colonial y republicana, consolidándose sobre todo en las provincias de Pichincha e Imbabura; pero fue a mediados del siglo XX, cuando la devoción a la Virgen del Quinche se extendió hacia zonas tan particulares como el noroccidente de la provincia de Pichincha, específicamente, hacia los poblados de Pacto y Nanegal, cabeceras de las parroquias del mismo nombre. El presente trabajo analiza los elementos de esta difusión religiosa promovida por los colonos que llegaron a la zona desde inicios del siglo XX, quienes lograron la continuidad cultural de sus lugares de origen a través de la persistencia de la devoción a la Virgen del Quinche y las prácticas ligadas a esta imagen mariana.
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