Sumario: | Desde la década de 1930 hasta la actualidad, el populismo ha sido un fenómeno político que aparece de manera intermitente en varios países de América Latina. Estudiosas como Susanne Gratius (2007), al igual que otros investigadores de las ciencias sociales, han periodizado la emergencia del populismo latinoamericano en tres olas, en lo que se conoce como populismo clásico, neopopulismo y populismo contemporáneo. En el primero, las referencias inmediatas son el peronismo argentino, el varguismo brasileño y el velasquismo ecuatoriano, pese a que este último difiere de los anteriores debido a la incapacidad que tuvo el expresidente ecuatoriano Velasco Ibarra por conformar un partido que sobrepase su persona y sin que en esta expresión se hubiese producido la efervescencia de una clase obrera orgánica; tampoco se gestaron grandes movilizaciones populares en contra de las interrupciones de sus cuatro mandatos. Este populismo amplió los derechos civiles, políticos y económicos de la clase popular al inicio, pero se entrampó en sus propias contradicciones por la acumulación de poder de sus líderes en la administración del Estado.
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