Sumario: | El reconocimiento y la apercepción un tanto desconcertada, por qué no, de las múltiples transformaciones que han tenido lugar en las últimas décadas en la civilización occidental y la aceptación del riesgo social –y de modo intrínsecamente vinculado, ambiental– al que la especie humana se ha expuesto a través de este devenir cultural y axiológico ha constituido el primer ‘puntapié’ para plantear el trabajo de investigación que aquí se ofrece. La necesidad de revisar –desde un punto de vista situado en una experiencia específica– los rasgos que pueden considerarse ‘disidentes’ a un sistema de valores éticos y estéticos responde a una identificación primera, confesamente intuitiva, que advierte una modalidad que puede considerarse ‘dominante’ y otra que, aun sin poder firmemente nominarse como ‘alterna’ se esfuerza de manera explícita por aportar modos de hacer –y, como se desarrollará más adelante, de ‘ser en relación’– diferenciados.
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