Sumario: | Existe una relación compleja, entre violencia y resistencia, que puede ser comprendida a la luz de las diversas pasarelas entre los aportes de las teorías de la complejidad, y la teoría de las estructuras disipativas. Se encontró que a cada manifestación de violencia corresponden múltiples emergencias en tanto resistencia, siendo el antagonismo-complementario entre violencia-resistencia aquello que da pie a sus diversas formas de manifestación. La resistencia suele ser implementada a modo de herramienta de subversión política, y en muchos casos su manipulación, puede favorecer la lógica lineal del opresor, generando la ilusión de resistir libremente, cuando en realidad se opera a favor del régimen totalitario. Esta resistencia esta linealizada, y responde a la praxis de la violencia-lineal, es decir, a todos aquellos actos anulativos que buscan la permanencia de las consecuencias destructivas de la violencia, al degenerar el conflicto, aumentar la represión y legitimar los actos de barbarie. En contraste, la violencia-resistencialineal incuba la violencia-resistencia no-lineal, es decir, las acciones que integran la violencia destructiva para volverla aprendizaje, memoria y resistencia creativa y transformadora. Así, mientras las nociones habituales de resistencia la identifican como un artefacto de rebeldía, insurrección, subversión, del mismo modo la violencia desde una mirada reduccionista se equipara a un aparato de destrucción. En este sentido resistencia y violencia pueden ser devastadoras, aunque en realidad también sean constructivas-reconstructivas, ya que barbarie y avance social han caminado de la mano a través de la historia, pero es claro que la humanidad no requiere de la violencia para avanzar a través de esta. Cuando el acto de resistir se comprende a la luz de la termodinámica a través de las estructuras disipativas, las dinámicas sociales integran la incertidumbre, pero también, las múltiples posibilidades creadoras y reorganizacionales de los sistemas sociales, razón por la cual energía y trabajo se encuentran en la base reticular de estos planteamientos, de modo que la sociedad puede ser comprendida como una forma energética de organización compleja.
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