Sumario: | La formación ético-política constituye una prioridad fundamental de todos los ciudadanos. A través de sus diseños pretende que toda la ciudadanía desarrolle conocimientos, actitudes, comportamientos y formas de interacción basadas en el respeto, la equidad y la inclusión; aporte al desarrollo de un pensamiento crítico y propositivo que le permita a los ciudadanos reconocer las problemáticas sociales, culturales y políticas que los afectan, así como los mecanismos y estrategias necesarias para su transformación; promueva la sensibilidad moral y política de los ciudadanos; y desarrolle su capacidad deliberativa para que participen en la construcción de acuerdos normativos, la sostenibilidad de las regulaciones cuando estas sean justas y apropiadas, la ampliación de los sentidos normativos cuando sea necesario y la exigencia de derechos y deberes de la comunidad educativa. Sin embargo, estos propósitos solo se logran si se tiene en cuenta preguntas como: ¿qué compresiones tienen maestros, estudiantes e instituciones de la formación política y para la ciudadanía en términos de énfasis formativos y pedagogías específicas? ¿Qué justificaciones y deliberaciones tienen maestros, estudiantes e instituciones con respecto a la violencia escolar? ¿Qué propuestas de formación política y para la ciudadanía deberán ser promovidas las escuelas en la escuela? ¿Qué alternativas pedagógicas deberá ofrecer la escuela a los conflictos de violencia que en ella se viven? ¿Qué salidas de tipo moral y político debe ofrecer la escuela a la crisis de la praxis política y del ejercicio ciudadano y la agudización de la violencia en la escuela? El libro que tiene en sus manos se ha propuesto responder a tales preguntas.
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